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El 49% del alumnado LGTBI español asegura haber sufrido acoso escolar

El 49% del alumnado LGTBI español asegura haber sufrido acoso escolar / bullying

El acoso escolar (bullying) es una problemática que sufren 1 de cada 10 niños y adolescentes en el mundo. Un sufrimiento que se vuelve más frecuente cuando se trata de personas que pertenecen al colectivo LGTBI. En concreto, la mitad asegura haberlo padecido. El bullying homofóbico consiste en atacar de manera constante a una persona ya sea por su orientación sexual, o porque su comportamiento no sigue la línea asociada al de un determinado sexo.  

 

Estos datos se plasmaron en una encuesta de grandes dimensiones realizada por la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea sobre la discriminación que padece el colectivo. Se trata de una realidad muy complicada. Si continuamos haciendo un ejercicio de visibilizar mediante datos veremos que el 43% de quienes padecen acoso homofóbico se plantean el suicidio. Sin embargo, únicamente el 19% recibió ayuda del profesorado, según Amnistía Internacional.

 

La base de una sociedad civilizada es la educación y la mejor manera de evitar que nuestros hijos hostiguen a sus compañeros por su identidad de género, orientación sexual o comportamiento es no convirtiendo en un tabú este asunto. El Centro de Atención a Gays y Lesbianas (Aldarte) propone seis medidas para prevenir el rechazo a las personas LGTBI en entornos educativos:

  1. No presuponer la heterosexualidad ni el género de las personas que te rodean.
  2. Abandonar los estereotipos y las etiquetas.
  3. No patologizar la transexualidad ni la intersexualidad.
  4. No callar ante comentarios y actitudes que no respetan la diversidad.
  5. Si eres una persona LGTBI, plantéate hacerlo visible y así poder ser un espejo para otros.
  6. Respetar la intimidad y la confidencialidad. Todos tenemos nuestros tiempos.

Las formas en las que se materializa no distan mucho del resto de tipos de bullying. Está marcado por exclusión y marginación social, agresiones verbales, humillaciones o agresiones físicas. Además, también se producen daños en las propiedades de la víctima y hasta acoso o abuso sexual. Por otro lado, como les contamos hace un año, las consecuencias que deja en las víctimas son también bastante similares a las que dejan los otros tipos de acoso escolar.

 

Ciberbullying

 

Desde hace algún tiempo, el acoso escolar ha llegado a las redes sociales. El incremento de su uso entre los más jóvenes ha dado lugar a mensajes degradantes o amenazantes, publicaciones de comentarios y material audiovisual humillante, así como la suplantación de identidad. Algunas formas de detectar a una víctima o acosador de ciberacoso son las siguientes:

  • Estar muchas horas conectado a Internet. 
  • Carecer de supervisión parental en el uso de Internet. 
  • Hermetismo respecto a lo que acontece en Internet. 
  • Tener una cuenta en alguna red social (Facebook, Twitter, Instagram, TikTok...). 
  • Disponer de ordenador o dispositivo de conexión en la propia habitación. 
  • Molestarse por interrupciones sufridas cuando se está conectado a Internet o utilizando el móvil. 
  • Tener siempre la necesidad de estar conectado al móvil, incluso cuando se duerme. 
  • Usar el móvil en el centro escolar. 
  • Considerar como el peor de los castigos la prohibición de acceso a Internet o al móvil. 
  • Participar cada vez menos, en actividades que supongan la no disponibilidad de Internet o de teléfono móvil. 
  • Normalizar el uso de la violencia y el abuso de poder utilizando expresiones como “son bromas”. 
  • Justificar la ley del silencio, “son cosas nuestras”.

Unido a todo lo anterior, lo más importante es atender las pequeñas señales que nos puedan llegar, tanto en los centros educativos, como en casa. El diálogo y dejar atrás el ánimo de juzgar nos permitirán proteger a quienes son el futuro. Si queremos construir un mundo mejor, debemos saber que la mejor pedagogía es predicar con el ejemplo.