Dependencia por sobreexposición: Cómo evitar una adicción a Internet

Dependencia por sobreexposición: Cómo evitar una adicción a Internet

En plena transición hacia la nueva normalidad, estamos siendo conscientes de la cantidad de cambios que traerá consigo y no hablamos solamente de los procesos de desinfección o de higiene. El consumo de Internet y dispositivos electrónicos ha aumentado notablemente, tanto por motivos de teletrabajo o educación online como de entretenimiento a través de redes sociales, plataformas de streaming (vídeos en directo) o videojuegos. El 30 de marzo empezaban a salir datos sobre cómo nos afectaba el confinamiento al uso de la tecnología: Telefónica detectaba un aumento del 271% en el consumo de videojuegos online, el tráfico de WhatsApp creció un 698% y se multiplicaba por cuatro las herramientas de teletrabajo y videollamadas como Skype.

 

Esta ha sido nuestra única forma de entretenimiento durante casi dos meses y es posible que, incluso, hayamos desarrollado sin quererlo una dependencia por sobreexposición que puede costar romper con la vuelta rutina. Regular su uso es ahora algo que tenemos que aprender de nuevo y, sobre todo, transmitir a los niños y adolescentes, los más vulnerables en este sentido a sufrir adicciones derivadas de esta época de confinamiento.

 

¿Qué es una adicción exactamente?

Hablamos mucho de “ser adictos a algo” (a un sabor, a una canción, a una actividad…) pero ¿realmente sabemos en qué consiste una adicción?

Una adicción es un trastorno psicológico que se caracteriza por el abuso habitual, carente de voluntad y con resultado de dependencia de una sustancia o de una conducta. Es decir que para que exista una adicción se deben dar dos síntomas básicos: consumo excesivo (fuera de control) y sensación de que la persona “lo necesita”. Podemos diferenciar dos grupos de adicciones de forma genérica:

  • Las adicciones con sustancia (generalmente una sustancia química, como el alcohol, la cocaína o el tabaco).
  • Las adicciones sin sustancia (adicciones conductuales, como la adicción a las compras, a juegos de azar o a Internet).

Por tanto, aunque no haya una sustancia de por medio, no significa que la adicción no pueda producirse y que no sea igual de grave. Las conductas que generan adicción suelen ser aquellas que utilizamos como “vía de escape” de una realidad que nos disgusta o nos causa estrés y que nos permite evadirnos del mundo real, generando una sensación positiva y agradable. No hay una causa única definida: esta conducta puede estar motivada, por ejemplo, por el aburrimiento, la soledad o el sentimiento de inseguridad.

 

Adicción a la tecnología

La sintomatología es común en cualquier tipo de adicción. Aplicándola a las nuevas tecnologías y su uso, los principales factores de alerta a tener en cuenta para detectarla serían: 

  • Baja tolerancia: aumento de la necesidad de usar más tiempo o con mayor frecuencia el móvil, ordenador o consolas. 
  • Abstinencia: sentimiento de irritabilidad o nerviosismo cuando se lleva tiempo sin usar el móvil, las redes sociales o los videojuegos, o cuando se interrumpe su uso. Comúnmente, se utiliza la expresión “tener el mono” para referirse al síndrome de abstinencia.
  • Dificultad para dejar de utilizar el móvil (nomofobia), las redes sociales o los videojuegos.
  • Interferencia con otras actividades, como el sueño o la alimentación (alteración de horarios y patrones saludables). 
  • Problemas con familiares y amigos por el excesivo tiempo de uso de estas herramientas. 
  • Se genera una pérdida de interés en actividades que antes resultaban gratificantes y ahora se han sustituido por el uso de Internet.
Recomendaciones para evitar dependencia al móvil e Internet

Recomendaciones

Internet cuenta con un gran número de ventajas y nos ha facilitado mucho la vida en los últimos años, además de que se ha convertido en nuestra vía de escape y de contacto con la realidad en los últimos dos meses de confinamiento. Sin embargo, su mal uso o abuso puede traer grandes consecuencias e inconvenientes que es mejor tratar de evitar o poner remedio lo antes posible. La adicción a Internet y a redes sociales (TikTok, Instagram, Facebook, Twitter...) ha ido ganando terreno en los últimos años, generando entre los menores consecuencias psicológicas tales como baja autoestima, ansiedad, trastornos del estado de ánimo, etc.

 

Estas son algunas recomendaciones para evitar que esta dependencia que se puede haber creado en los más jóvenes por la sobreexposición de los últimos meses derive en un problema de adicción:

  • ¿Por qué nos conectamos a Internet?: no recurrir a esto como forma de solucionar un momento de aburrimiento sino tener claro por qué me estoy conectando (ocio, tareas escolares, contacto con amigos…).
  • Tratar de que el ordenador esté en una zona común de la casa.
  • Programar juntos las horas de uso: por ejemplo, utilizar Internet para ocio de 19:00 a 20:00 aprox. 
  • Convertir Internet/videojuegos en “recompensas” cuando se haya terminado con las obligaciones que tenemos para el día.
  • Busca actividades alternativas que no estén relacionadas con la tecnología, como el dibujo, la lectura o el deporte. Actividades que permitan “desconectar” y disfrutar. Además, si tienes la oportunidad de hacer alguna de ellas al aire libre y en familia, sería perfecto.
  • Cuando no sea necesario (por ejemplo, durante la noche o mientras estés realizando otra actividad), utiliza el modo “no molestar”: puedes activarlo en tu móvil y se silenciarán las notificaciones, al igual que evitarás que se ilumine la pantalla cada vez que entre una nueva, pero permite que el móvil siga sonando cuando entren llamadas importantes de contactos que selecciones o funciones que marque como prioritarias. También está la opción de ponerlo en silencio completamente o apagarlo tras su uso (especialmente recomendable para los niños).

Estas medidas pueden ser más o menos estrictas dependiendo de la edad del niño/a, pero negociar con ellos y enseñarles a marcar su propia rutina resulta útil y saludable para que aprendan a gestionar su tiempo.

Es importante que como adultos, seamos los primeros en hacer un uso responsable de las nuevas tecnologías frente a los menores y acompañarles en la medida de lo posible en actividades que no requieran acceso a Internet.

 

 

Fuentes: